Iba caminando por las calles de Providencia, era un
recorrido que solía hacer siempre por las mañanas. Me gustaba disfrutar del
viento y contar a veces las hojas de los árboles, eran millones y todas
diferentes. Al hacer eso, el viaje se me hacía muy corto. Un día, estaba muy
cansado, y decidí no hacer la caminata habitual que hacía, si no que viajar por
el metro como lo hacían las demás personas. Al ver que estaba repleto de gente,
decidí volver a mi caminata habitual. Cuando llego al parque el viento sopló
fuerte y todas las hojas de los árboles se movieron. Como si se hubieran
alegrado por haber vuelto a la caminata.
Sabril Winston Haider