Caminaba
por Santiago con un trozo de pan, tratando de hallar a alguien para que me
ayudara ya que me había picado una araña en mi brazo derecho, mis pies me
pedían un descanso, porque estaba totalmente agotada. Al rato otro mendigo como
yo, pedía dinero para poder comer, con las pocas energías que tenía le di mi
pan. Seguía caminando y cada vez me encontraba más débil. Decidí sentarme en un
banco, me di cuenta de que mi herida había aumentado, y ya no me quedan
fuerzas. Me dije a mi mismo “Con una buena siesta me sentiré mejor.”
Sabril Winston Haider
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