miércoles, 5 de abril de 2017

Muerte instantánea

Caminaba por Santiago con un trozo de pan, tratando de hallar a alguien para que me ayudara ya que me había picado una araña en mi brazo derecho, mis pies me pedían un descanso, porque estaba totalmente agotada. Al rato otro mendigo como yo, pedía dinero para poder comer, con las pocas energías que tenía le di mi pan. Seguía caminando y cada vez me encontraba más débil. Decidí sentarme en un banco, me di cuenta de que mi herida había aumentado, y ya no me quedan fuerzas. Me dije a mi mismo “Con una buena siesta me sentiré mejor.”

Sabril Winston Haider

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