Nunca había visto tal belleza, tenía un aspecto agresivo
y despiadado, pero sabía que en el fondo de su corazón había dulzura. Solía
sentarse a leer libros a la sombra de un viejo árbol, y por mi parte, me dedicaba
a dibujar cosas básicas del parque. Pero mi mayor deseo era hacer un retrato de
ella, siempre me quedo observándola por unos minutos antes de comenzar a
dibujar algo, es como si me inspirara de alguna forma.
Fui al parque con mi croquera y lápices como de
costumbre, me senté en una banca y allí estaba otra vez, pero tenía un aspecto
diferente, en ésta ocasión, no llevaba ningún libro en su poder, al parecer
solo estaba descansando. Al verla así pensé “¡Esta es mi oportunidad para poder
dibujarla!” Sin embargo, no sabía por cuanto tiempo estaría descansando allí. “¡Qué
más da! ¡Lo haré igual!” dije para mí en voz baja y comencé rápidamente a dibujarla
sin que se diera cuenta. Comencé por su largo cabello negro y liso, después
seguí con su cara, y sus ojos azules que destacaban con la sombra del árbol.
Ella seguía totalmente quieta, era extraño, es como si
estuviera diciéndome algo, o como si quisiera que la dibujara, no tenía como
averiguarlo, por ende, cuando terminara el dibujo, me armaría de valor para
poder hablarle.
Dejo escapar un leve suspiro, y después de un par de
horas, por fin había terminado de dibujarla, sinceramente, creo que era uno de
mis mejores dibujos. En ese momento, me di cuenta que me miró fijamente, yo me
ruboricé por completo, ella me responde con una dulce sonrisa, y al rato
después se acerca de forma tranquila y alegre. Estábamos frente a frente, yo
sin saber nada que decir y ella con una hermosa sonrisa en su rostro
.
-¿Podrías hacer otro dibujo mío pero junto a ti la
próxima vez?- Dijo en un tono dulce, la observé sorprendida por unos segundos y
luego asiento dejando escapar una gran sonrisa, efectivamente ella se había
dado cuenta que la estaba dibujando.
Sabril Winston Haider
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