Él era una criatura pequeña, le gustaba comer maravillas. Solía roer muchas veces un trozo de papel higiniego que tenía en su jaula. Tambien le gustaba pasear por los tuneles, eso le entretenía mucho. No tenia buen carácter, pues cuando uno lo acariciaba solía gruñir. Con el tiempo se dejó querer y ya no gruñía. Sin embargo, llegó el cruel invierno y se lo llevó para siempre. A mi querido amigo Chascón el hamster.
Sabril Winston Haider
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