Y te vi, como una adolescente enamorada. Sabía que quería acercarme y hablarte pero no sabía como hacerlo. En ese instante me di cuenta que clavaste tu mirada en mi. Te sonreí y me devolviste la sonrisa y seguiste haciendo tus cosas. Fue entonces cuando decidí acercarme, te observé, me miraste sorprendida, te sonreí y luego reíste.
-¿Puedo invitarte a un café- Dije sonriendo. Y asintió con su cabeza.
Sabril Winston Haider
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